LAS OCUPACIONES Y OFICIOS EN LA CUENCA COLONIAL

Si bien es cierto que Cuenca, durante la época colonial, no  se distinguió por su cultura intelectual, su aporte  en cuanto a las actividades artesanales, principalmente utilitarias fueron muy importantes y variadas.

 LAS OCUPACIONES Y  OFICIOS  EN LA CUENCA COLONIAL

La materia prima  para las diversas artesanías provenían básicamente de las actividades primarias de la región, esto es: la extracción vegetal, la agricultura, la ganadería  y la minería. Las maderas y fibras y vegetales, servían para la construcción,  la carpintería y la fabricación de telas.

Del cultivo del trigo, se obtenía el harina, para la elaboración del pan y otras delicias;  La ganadería, mediante el curtido de las pieles de animales, aportó para el desarrollo de la tenería, lo cual permitió el desarrollo de zapaterías, sillas o arneses para caballos.

Todas actividades económicas, y por supuesto los oficios  y las artesanías estuvieron bajo la dependencia y control del cabildo y de la clase extranjera y/o criolla. Obviamente la mano de obras, sobre todo para actividad artesanal era mayoritariamente mestiza o india, a excepción de los “oficiales o maestros”,  que provenía del estrato “blanco”.

La  ancestral habilidad  manual de los indígenas les permitió destacarse  en algunos oficios e inclusive acceder a calidad de “oficiales, y hasta maestros”.

Las actividades artesanales u oficios durante toda  la cuenca colonial estuvieron siempre “agremiadas”  en asociaciones denominadas “cofradías”.

Las principales ramas de las artesanías u oficios, y desde luego las que mayor utilidad producían a sus propietarios eran:

Molinos y Panaderías – sastres  y costureras – herreros  y herradores -  tenería o curtiembre – carpintería  y ebanistería; A la Platería se le  consideraba como  artesanías u oficio “artístico”, digno esta sí de ser trabajado por “blancos”.

MOLINOS Y PANADERÍAS

El cultivo del trigo en Cuenca  fue anterior  inclusive a la fundación de la ciudad, pues el encomendero Rodrigo Núñez de Bonilla había instalado ya un importante molino de piedra en el sector actual de Todos santos. En  este molino se procesaba toda la producción de harina la cual estaba destinada a la elaboración de panes, bollos, y otros productos  comestibles.

Obviamente las  y los panaderos eran mestizos e indígenas, que en rústicos  hornos de leña, elaboraban  el pan y demás productos. Las panaderías se ubicaban en las zonas cercanas al molino, es decir en “Todos Santos”, tradición que perdura en el sector hasta la actualidad.

SASTRES Y COSTURERAS

El grupo artesana  de los sastres y costureros y costureras, durante la colonia en Cuenca, fue siempre numeroso y de prestigio. La mayoría de artesanos de esta rama eran mestizos e incluso blancos. Eran los encargados de confeccionar  prendas de vestir tanto para  civiles, militares  o religiosos, se confeccionaban camisa, calzones, mantos, vestidos, capas, sotanas, chaquetas, chaquetones, etc. A los más hábiles se les  encargaba confeccionar los atavíos para la burguesía: orlas, cintas, pecheras, y hasta bordados  con hilos de oro y plata.

Los ornamentos para el culto divino  eran pacientemente bordados  con hilos de oro y plata por religiosas de los claustros de la ciudad.

Las telas de menor calidad (tocuyos, bayetas y tejidos toscos de menor calidad, como cabuya y pita) se elaboraban en pequeños talleres o telares  caseros.  Es importante señalar que los grandes OBRAJES, existían únicamente  en la sierra centro-norte.

La penosas y casi esclavizantes  actividades de “escarmenado”, hilado,   y tejido se lo realizaba en sectores rurales, por mujeres indígenas; el teñido de las lanas se los realizaba con tintes de origen vegetal o animal (la cochinilla).

HERREROS  Y HERRADORES

Los  herreros y herradores, debido al modo de vida de la colonia, su trabajo era fundamenta, pues eran los encargados  de trabajar el hierro, el bronce y otros metales, la labores en las grandes  fraguas eran muy duras y agotadoras, se necesita mucha mano de obra, mestizos, indios (mitayos).

Este oficio en algunas temporadas, (guerras,  fiestas, procesiones) se diversificaba  o especializaba con los: Cerrajeros, espaderos, espueleros, herradores; para la agricultura se requería de: rejas, picos, hoces, machetes, clavos, cuchillos, dagas, hachas, balas pailas y campanas de bronce, sartenes, etc.  Otra costumbre de la época, y que aún se mantiene en algunos pueblos fue la colocación de la cruz de hierro sobre la cumbrera frontal de la construcción nueva (huasipichana).

Oficios viles y mecánicos - Wikipedia, la enciclopedia libre

TENERÍA O CURTIEMBRE

Este oficio o actividad muy desarrollada en la Cuenca colonial, aprovechaban la gran cantidad de materia prima  que había en la región,  es decir la ganadería.

Esta actividad era desarrollada en grandes tenerías las cuales se  ubicaban junto a corrientes de agua limpia, en los “molinos de tenería”, es decir junto al arroyo Buzalaucay (Qda. Del gallinazo) la cual  desde Cullca llevaba sus aguas hasta el Tomebamba.

Historiadores afirman que en los primeros  lustros de la ciudad, Gonzalo de las Peñas, primer alcalde y Gaspar López, zapatero  e igualmente fundador, tuvieron grandes  ganaderías  y por ende  eran dueños de tenerías

Las Pieles de ganado vacuno, las de cabra “el cordobán”, o  la piel de oveja o “Badana”,  eran las favoritas de zapateros y silleteros, pues eran  las más apropiadas para la confección de: zapatos, botas, zapatillas, botines,  chapines, borceguíes, chinelas, sillas y demás accesorios para la montura (riendas, estribos, frenos y más aderezos y guarniciones).

CARPINTEROS Y EBANISTAS

Al igual que los herreros, los carpinteros y ebanistas  fueron indispensables para el desarrollo de la naciente ciudad, eran los encargados de construir desde humildes casas de bahareque utilizando madera, cabuya, carrizo, paja y lodo,  hasta grandes edificaciones y retablos de iglesias y templos.

Trabajaban maderas “morochas” como el  nogal, el capulí o el aliso. Para las iglesias se trabajaban finos muebles elaborados de madera dura como el  nogal, los cuales han resistido el paso de los siglos, ejemplo de esto están algunos muebles que permanecen como patrimonio del Museo  de las Conceptas.

Únicamente con un compás, cincel, escoplo y sobretodo con mucha habilidad  creaban verdaderas obras de arte, sillones, estrados, taburetes, bargueños, etc.

Los “bargueños”, eran una especie de pequeños escritorios móviles con muchos cajoncitos y gavetas;  su nombre debe al gentilicio del pueblo de Bargas, en Toledo, España en donde se confeccionaban estos  escritorios.

Dos bargueños elaborados por hábiles carpinteros y ebanistas cuencanos reposan  la sacristía de la iglesia de San Francisco, en Quito.

Del Museo Imaginario: SECRETOS DE UN MUEBLE VIAJERO

LA PLATERÍA

Esta actividad dependía directamente de la minería, cruel y casi genocida actividad que se  desarrolló durante la colonia, recordemos pues a los famosos mitas o mitimaes,  infelices que trabajaban en las mitas, de las cuales muy pocos salín vivos.

El oficio de platero (joyero), en la Cuenca colonial estaba dirigido casi totalmente a la elaboración de  piezas y adornos religiosos, ciriales, cruz alta, acetre, campanillas, incensarios, trabajadas en otro, plata y piedras  preciosas;  entre las esculturas y  cuadros más famosos  por sus coronas y cetros elaborados  con la más fina platería se encuentra la virgen del Rosario y el Cristo de Girón.
También se trabajó: cucharas, tenedores, platos, fuentes, platillos, candeleros,  y otros utensilios y adornos, todos  dirigidos  a los miembros y familias ricas  de la sociedad colonial.

OTROS OFICIOS  Y ARTESANÍAS.

Otros oficios a los que se dedicaban  la comunidad  de la Cuenca colonial estaban las de Albañiles, alfareros,  ladrilleros, tejeros, petaqueros,  sombrereros y barberos.

Sobre estos últimos (barberos) es importante destacar que a más del cuidado del cabello y a la barba estos fungían de  odontólogos y cirujanos de la época; con sus navajas, lancetas, ventosas y descarnadores, realizaban las sangrías y extracción de tumores.


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