SAN ROQUE, HISTORIA, LEYENDAS Y TRADICIÓN
San Roque está considerado un barrio tradicional de Cuenca y consta dentro del documento que declara a la ciudad como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La iglesia fue construida por el cura Fernando Avedaño, entre 1875 y 1880. Según escritos, San Roque era un barrio en donde existían cantinas, lo que hizo que fuera conocido como un área de bohemia, denominada ‘San Draque’ por sus bares en este sector
Se afirma que entre los años 1.500-1.600,
llegó al lugar, un sacerdote español que portaba una escultura de San Roque.
“La imagen se perdió hasta que por el año 1800 volvió a aparecer y es así,
según lo que me han contado, como surge el nombre”.
En ‘El Libro de Oro’, edición conmemorativa por el IV
Centenario de la Fundación Española de Cuenca, se señala que en 1751 -dos
siglos después de la fundación de la urbe- a solicitud del Cabildo el Obispo de
Quito, Juan Pozo de Aguila, instituyó canónicamente a la parroquia urbana de
San Roque.
Otros aspectos que resaltan en este sector son su iglesia,
la plazoleta y el monumento al Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.
De acuerdo con el libro Rostro de los Barrios de Cuenca, de
Alfredo Parra Moreno, fue en 1920 cuando mediante ordenanza municipal se cambió
la denominación del sector porque hasta ese entonces se le seguía conociendo
como parroquia de San Roque. En el artículo I reza: “Que la parroquia de San
Roque se denomine en adelante parroquia Sucre”.
Este barrio es el escenario de leyendas como la del ‘cura sin cabeza’. Se
cuenca que en este sector en antaño existía la famosa picantería
“El Descanso”, propiedad de Luis
Castillo, su esposa, hija y sobrinas más conocidas como las ‘PitiMuchas’,
señoras que preparaban los mejores cuyes y carnes de la época.
Otra de las anécdotas de este barrio es la maldición de uno
de los sacerdotes de la iglesia de San Roque que al ver la cantidad de gente
que se dedicaba a la vida alegre y al contrabando de licor en esta zona, la
maldijo según dicen con la aparición de unos bichos negros y de apariencia repugnante
denominados “ututus”, los cuales existen hasta la fecha en esta zona de Cuenca.


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